Marcelo Figueiras - Entrevista

“Apuntamos a una mayor inserción regional”

Marcelo Figueiras está ansioso y no lo puede disimular. No es para menos. Richmond, el laboratorio que conduce y controla, intenta por estos días \”sumar músculo\” para encarar una nueva etapa de expansión que apunta a fortalecer su posición en la plaza local, sumar mayor presencia en la región y financiar el predesarrollo de nuevos productos que apuntarán a aprovechar las ventanas de oportunidad que se abrirán en el mercado ante la progresiva caída de un sinnúmero de patentes en los años venideros.

Eligió hacerlo tratando de convencer de que lo acompañen en este desafío a nuevos socios minoritarios, lo que lo convierte en la primera empresa farmacéutica local que ensaya ese camino: desde hace tres días, ofrece 16,6 millones de acciones a un precio indicativo de 35 a 47 pesos por papel, para recaudar entre 570 y 750 millones, una emisión que llega en un momento particular del mercado tras la frustrada salida a Bolsa de Molino Cañuelas.

-¿Por qué eligieron financiarse con una apertura de capital?

-Conceptualmente, porque creemos en la necesidad de desarrollar un mercado local de capitales. Desde lo práctico, porque los mecanismos de apalancamiento que habíamos elegido hasta ahora, que son autofinanciamiento por la vía de reinversión de utilidades, crédito bancario y emisiones de deuda locales, tienen un límite que necesitamos traspasar para la etapa de crecimiento que buscamos. Son proyectos de inversión en los que el repago no se corresponde con los plazos de financiamiento que hoy se pueden conseguir en la Argentina.

-Cuando habla de etapa de crecimiento, ¿a qué se refiere?

-Apuntamos a una mayor inserción regional, lo que nos obliga a aportar capital en las filiales que vamos abriendo, desarrollando o que intentaremos adquirir, y queremos duplicar de seis a 12 los lanzamientos de nuevos productos genéricos con marca, que es nuestra especialidad, por año, y avanzar en el desarrollo de biosimilares, que son proyectos que demandan mucho dinero. Son productos cuyo desarrollo demanda de cuatro a cinco años y tienen un costo promedio de US$ 3 millones. Pero además arrancamos en enero la construcción de una planta oncológica nueva en Pilar y estamos finalizando procesos de adquisición que iniciamos hace dos años en Colombia, Chile y Paraguay, a la vez que evaluamos nuevas compras en Perú (Lima) y México (DF y Guadalajara).

-La cifra que salen a buscar, entre 30 y 42 millones de dólares, parece módica para tanto…

-Bueno, es que para la nueva planta (que presupuestamos en US$ 15 millones) ya contamos con un préstamo de US$ 10 millones del Bapro, con lo que sólo destinaríamos cinco millones de dólares de lo que obtengamos en el mercado. Yendo al fondo de la pregunta, por eso entendemos esta apertura de capital como un primer paso necesario para luego poder presentarnos tal vez en bolsas del exterior.

-Le cambio de tema. Algunos estudios muestran que los precios de los medicamentos en la Argentina son caros.

-Hay otros estudios que muestran que eso es relativo y que incluso, en muchos casos, son más baratos. Es un tema sensible que hay que tratar con responsabilidad.

-Me temo que Susana Giménez no esté conforme. Acaba de quejarse porque gastó más de $ 6200 por una compra en una farmacia. ¿Está equivocada?

-No puedo contradecir una experiencia personal. Puedo hablar de lo que hacemos. Tenemos un alto nivel de competencia que hace que los productos, una vez que pierden la protección de patente y alcanzan el dominio público, bajen fuerte de precio. Uno de los primeros genéricos con marca en el mundo fue el que lanzamos para la hepatitis C el año pasado. Fue un desarrollo largo nuestro, pero que permite comenzar a tratar pacientes antes. En Estados Unidos, un producto similar sólo se permite recetarlo -por su costo- cuando el hígado alcanza un nivel superior de daño, lo que prueba que luchamos mucho por la accesibilidad de los tratamientos. Con ese lanzamiento además le hicimos ahorrar al sistema público de salud unos US$ 300 millones el año pasado.

-¿De qué medicamento habla?

-Del Solvaldi, un novedoso antiviral. En Estados Unidos el estuche cuesta unos US$ 33.000 y para el tratamiento se necesitan tres estuches. Nosotros acá sacamos al primer genérico de la región a US$ 7000.

-Aun así, la percepción aquí es que los medicamentos son caros.

-Es porque hay muchos productos de alto costo producidos por multinacionales que los venden a un precio en el exterior y otro más caro aquí. Pero los precios de la industria local, comparados con otros países, no tienen esas diferencias y hasta en muchos casos son más baratos.

-¿Se sienten condicionados por las reglas que imponen las multinacionales?

-En parte sí, pero a la vez tranquilos por los lineamientos muy claros que impuso nuestra ley de patentes, que es acorde con los lineamientos internacionales. Vos podés patentar productos que tengan altura inventiva, que sean innovadores y cuyo desarrollo exija actividad industrial. Es una trilogía básica. A su vez, tenemos claro que una innovación debe ser protegida durante un tiempo determinado. De allí que nuestro trabajo sea estar preparados para que el día que venza la protección de patentes y pasen al dominio público poder sacar al mercado esas moléculas como genéricos con marca para garantizar la accesibilidad de más pacientes y dar referencias de calidad.

-Pero hay casos en que los entes reguladores validan nuevas patentes a laboratorios por reformulaciones mínimas, planeadas para obtener esa protección…

-Hay multinacionales que buscan las grietas para lograr nuevas patentes por 30 años mediante artilugios o por una variante mínima en la fórmula. Es lo que nos obliga a estar atentos y denunciar ante el ente regulador cada caso, porque la ley argentina precisamente no admite presentaciones nuevas para segundos usos. Dentro de la ley todo, pero si quieren entrar por la ventana no.

-¿Entran por la ventana?

-En general, no notamos cambios en los debidos controles. De hecho, en el país no se han concedido patentes para segundos usos. Hubo algunos intentos con algunas moléculas particulares y le hicimos las advertencias y observaciones pertinentes al INTI, encontrando buena receptividad y predisposición para respetar las directrices del patentamiento en la Argentina.

-¿No temen que uno de los derivados del posible acuerdo Mercosur/UE sea una objeción a la ley de patentes local?

-Confiamos en que la negociación que encara el Gobierno será inteligente. Estamos muy confiados en nuestro potencial y entendemos que algunos mercados ganaremos y tal vez tengamos que resignar otros.

Fuente: La Nación.

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