Marcelo Canton
Un coctail es sólo un coctail. Pero también puede ser un espejo de los tiempos que corren. Ayer, en una convocatoria de fin de año, oficialistas y opositores, funcionarios que se van y los que recién llegan, mostraron un espíritu de colaboración que parece reflejo de un nuevo ambiente en la política.
Abrazos y saludos cordiales se cruzaron de Sergio Massa a Juan Manuel Urtubey, de Julián Domínguez a María Eugenia Vidal.
Había tres gobernadores, dos electos, uno reelecto: María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, y Juan Manuel Urtubey.
Del oficialismo, el presidente de Diputados Julián Domínguez y el jefe de Gabinete de Scioli, Alberto Pérez. Futuros ministros como Rogelio Frigerio y Hernán Lacunza, ambos de Cambiemos.
Presidentes de bancos, empresarios, encuestadores. La convocatoria era de la productora periodística Silmar, en el Sheraton de Retiro.
Las mollejas a la crema y los pinches de pollo, entre otras opciones, competían con la rosca.
Reservemos los nombres de los actores, porque las charlas eran off the record. “Se viene una época de colaborar, de sacar en el Congreso las leyes que hagan falta”, decía uno de los hombres que piensa en jugar en primera A del peronismo post 10 de diciembre. En ese momento, alguien señaló el cordial abrazo de Massa y Urtubey. “Entre ellos ya han abierto canales de diálogo”, decía el hombre, entendido en esas lides. “¿El PJ va a ayudar a pasar las leyes en el Senado?”, preguntó un altísimo funcionario porteño a un peronista hasta ahora kirchnerista.
“Si, claro; nos pelearemos en 2017, para las elecciones, pero ahora hay que hacer las leyes para las negociaciones económicas, la reforma política, todo lo que necesita esta nueva etapa”, fue la respuesta.
Hubo otro tono, menos colaboracionista, más renegado de los K. “¿Se me nota lo contento que estoy? Porque estoy tratando de disimular”, decía un conspicuo peronista, que celebraba que “por fin se viene el recambio generacional”.
“A los kirchneristas los voy a acompañar hasta el cementerio, pero para asegurarme que queden bien enterrados”, agregaba otro.
Ambos tienen cientos de fotos oficiales con Cristina Kirchner.
Los empresarios eran multitud.
Adrián Kaufman (UIA), Luis Betnaza (Techint), Cristiano Rattazzi (Fiat), Marcelo Figueras (Laboratorios Richmond), José De Mendiguren, José Urtubey (Celulosa), Gastón Remy (Dow), Doris Capurro (YPF), José Sutton (Hotel Alvear), Diego Baladoni (Andesmar).
Su tema de conversación se podría resumir así: “Ahora hay otro aire”.
Otra muestra de los nuevos tiempos.
Julián Domínguez, al entrar, fue directo a abrazar a Emilio Monzó, el hombre que Mauricio Macri designó como postulante a suceder a Domínguez en su cargo.
Los testigos de tamaña muestra de afecto fueron Massa y Rodríguez Larreta. En cambio Monzó tuvo un cruce irónico con Massa: “Sergio, lo nuestro es un sube y baja. Con vos tengo una relación que puede ser buena, mala o pésima. Ahora estamos en el tramo de la relación pésima”.
Había varios banqueros: Enrique Cristofani (Santander Río), Gregorio Goyti (Columbia), Luis Ribaya (Galicia). Jorge Brito (Macro), Gabriel Martino (exHSBC), Tomás Sánchez Córdoba (Finansur). Uno de ellos le comentaba a Marcos Peña: “En las cajas de seguridad hay US$ 400.000 millones, y la mitad está en blanco”. Y luego se puso a explicarle cómo emitir bonos para seducir a esos ahorristas.
Nota: Clarin (18-11-2015)