Por Pablo Esteban
Marcelo Figueiras cuenta que la fabricación inicia la semana que viene y hacia fin de mes ya podrían distribuirse las primeras 500 mil dosis. Cuando el proceso “esté aceitado” prevén elaborar cinco millones al mes. En 2022, la construcción de una planta modelo permitirá escalar esa cifra a 500 millones al año.
Tras recibir la materia primera del Centro Gamaleya, la planta de Laboratorios Richmond se encargará del formulado, el filtrado y el fraccionado en viales. Las primeras 500 mil dosis podrían producirse la semana que viene, aunque la distribución hacia la población del lote inicial “puede demorarse un poquito más por los controles de calidad”. Luego, el objetivo estará en fabricar dos millones mensuales y, más adelante, cuando los procedimientos estén aceitados la meta será escalar a cinco millones. Con ello, el país podría culminar el proceso de inmunización de su población y comenzar a exportar la Sputnik V a los países de la región. El plato fuerte llegará en 2022: la compañía prevé construir una planta modelo y de referencia en Sudamérica capaz de elaborar 500 millones de dosis al año. A continuación, Marcelo Figueiras, el titular de Laboratorios Richmond, narra todos los detalles al respecto.
–El acuerdo con Rusia para producir la Sputnik V en el país es una noticia que brinda esperanzas.
–Sin duda, esto puede ayudar muchísimo a disponer de más vacunas y, en definitiva, aliviarnos un poco. La semana que viene esperamos producir las primeras 500 mil dosis en nuestra planta, de hecho, este domingo estaremos a la espera del avión proveniente de Moscú con el componente número 1, que nos va a permitir iniciar con la fabricación del primer lote a escala. Luego, vuelven a realizarse todos los controles del caso.
–¿Qué controles restan?
–Me refiero a los controles de calidad, tanto los que son efectuados por nuestro propio laboratorio, los que realiza el Ministerio de Salud de la Argentina y los que hace el Centro Gamaleya en Rusia. Todo lo que hacemos tiene una complejidad muy grande: quizás la gente cree que esto es como llenar botellas de gaseosa y la verdad es que está muy lejos de eso. Estamos hablando de productos biológicos con los que hay que tener sumo cuidado.
–¿Es decir que una parte de esas primeras 500 mil dosis deberían retornar a Rusia?
–Lo que hacemos es preparar diferentes muestreos: el monitoreo que realiza nuestro laboratorio y la cartera de Salud se realiza en el país; mientras que se envía una parte a Rusia. El control de la calidad de lo producido es un tema muy sensible, tiene muchísimos pasos, es un procedimiento con múltiples eslabones y controles con los que hay que cumplir. La cantidad que se envía es relativamente poca y depende, estrictamente, de las buenas prácticas de manufactura. El primer lote siempre tarda un poquito más, se trata de dos millones mensuales que luego pensamos escalar a cinco millones. Nosotros nos encargamos del formulado, del filtrado y del fraccionado en viales.
–¿Cuándo se podría estar inmunizando a los primeros argentinos con las dosis de Sputnik V fabricadas por Richmond?
–Desde mi perspectiva, hacia fin de mes ya podríamos tenerlas liberadas para su distribución. Nosotros dependemos, en forma exclusiva, de que Gamaleya nos envíe la sustancia activa, la materia prima; si la mandan con cierto nivel de periodicidad, de forma constante, para nosotros sería ideal porque de esa manera no paramos nuestras máquinas y las tenemos siempre trabajando. El Ministerio de Salud nos ayuda mucho.
–¿En qué sentido?
–Trabaja minuto a minuto, a destajo, con nosotros en todos los obstáculos y las complicaciones que pueden ir surgiendo a medida que avanzamos. Primero nos ayudaron en la readaptación de la planta que utilizamos con el objetivo de poder producir vacunas; luego en la validación de todos los procesos productivos que llevamos a cabo. Todos trabajamos para lo mismo, perseguimos el mismo objetivo: queremos cambiar esta realidad que hoy afronta la gente.
–Además de la planta con la que trabajan en la actualidad, de cara al 2022, Richmond pondrá en marcha otra para encargarse no solo de la fase final de la producción sino de todo el proceso productivo de las vacunas.
–Exacto. De cara al año que viene estamos abriendo un fideicomiso público, recurriremos al mercado de capitales en forma abierta y transparente en donde todas las empresas, compañías de seguros, así también como bancos privados y públicos, podrán participar. Abriremos una planta modelo no solo para la fabricación de esta vacuna con este principio activo (basada en adenovirus) sino también que el objetivo es diversificar la cartera.
–¿Qué otros productos elaborarán?
–Estamos pensando en vacunas de ARN mensajero (Pfizer y Moderna emplean esta metodología). Se trata de un enfoque que viene de la mano con la elaboración de toda una serie de medicamentos oncológicos (y vinculados a otros tratamientos especiales) de última generación. Pero primero el eje estará en combatir la Covid; creemos que podremos fabricar 500 millones al año.
–Es una muy buena cifra esa.
–Sí, porque no solo estamos apuntando a satisfacer la demanda local sino también a exportar al mercado sudamericano, europeo y al sudeste asiático.
–Ello podría ser clave para los próximos años. Hay especialistas que aventuran que podrían existir nuevas pandemias en las próximas décadas. Mejor si el Estado tiene experiencia en la producción de vacunas. La ciencia es un trabajo en equipo…
–La ciencia tiene que ver con un proyecto colaborativo. Tenemos un equipo de científicos y técnicos de excelencia que forman parte del laboratorio. Quiero destacar a toda la gente que trabaja en la planta y a los biotecnólogos de primer nivel que tenemos, y que se forman en nuestro país en las universidades argentinas. Nosotros apostamos mucho a las instituciones de educación superior, de hecho, de manera reciente hicimos un convenio con la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), con el objetivo de formar profesionales de farmacia y en otras carreras de posgrado. La verdad es que es muy lindo todo lo que se generó en un tiempo tan difícil, todo el mundo acercándose para dar una mano. Hay que seguir por acá.
Nota en Página 12, 5-6-2021.